Recuerdo la emoción que sentía al inicio de cada episodio de Corrupción en Miami. Una entrada musical vibrante daba paso a una ficción donde los polis vestían trajes caros y conducían deportivos de lujo. Podría resultar sospechoso, pero no, Crockett y Tubbs eran honrados, luchando sin descanso contra las mafias de Miami.
Ante los continuados casos de corrupción, echo de menos aquí un par de agentes como ellos, incansables contra la injusticia, usando todos los medios a su disposición para combatir a los delincuentes. No dudo de la existencia de policías honrados en todos los cuerpos, a pesar de tanto borrador fantasma arriba y abajo. Pero el poder político parece acabar ahogando sus esfuerzos, con tanto decir unos y otros que ni les consta ni les deja de constar, así que presiento que la solución no vendrá por aquí.
Por si fuera poco, si sale algún juez políticamente incorrecto, no siempre impoluto, que pone en peligro la plácida existencia del corrupto convencido, se emplea toda la maquinaria del estado para sacárselo de encima con un papirotazo y desterrarlo.
Con el título del post no quiero decir que Rajoy sea el responsable último de la corrupción en el PP, pues no creo que sea capaz de idear nada. Pero tampoco creo que quiera ni pueda acabar con algo que viene de lejos y de lo que también se puede haber aprovechado. Aznar, Arenas o Cospedal, gente que gobernó y gente que gobierna ahora. ¿Es ahora el momento de investigar en el PP a Bárcenas? Anda que no han tenido tiempo.
Los casos de Bárcenas y Gürtel, Filesa y los ERE, los Pallerols y Palau, tantos y tantos ayuntamientos, ayer, hoy y siempre son muestra de la falta de escrúpulos de aquéllos que acceden al poder. Esconden la basura debajo de la alfombra, pero la porquería abulta tanto que hasta el rey más hábil puede tropezar y caer.
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